El Credo de Nicea: Origen, Influencia Filosófica y la Restauración del Cristianismo Primitivo



 

Cuando se habla de la "fe cristiana", muchos piensan inmediatamente en los grandes credos que definen sus dogmas. Uno de los más influyentes es el Credo de Nicea, formulado en el año 325 d.C. durante el Primer Concilio de Nicea. Este documento marcó un antes y un después en la historia del cristianismo, pero pocos saben que su origen estuvo envuelto en tensiones políticas, influencias filosóficas externas y conflictos doctrinales que se alejan de las enseñanzas originales de Cristo y de sus primeros seguidores.

1. Origen y contexto del Concilio de Nicea

El Concilio de Nicea fue convocado por el emperador Constantino I, quien buscaba la unidad religiosa en un imperio dividido. En ese momento, una gran controversia agitaba la iglesia: el arrianismo. Arrio, un presbítero de Alejandría, enseñaba que el Hijo fue creado por el Padre y por tanto no era eterno ni igual a Él. En oposición, los seguidores de Atanasio defendían la coeternidad y consustancialidad del Hijo.

Para zanjar el debate, los obispos reunidos en Nicea adoptaron el término griego homoousios (“de la misma sustancia”), afirmando que Jesucristo es de la misma esencia que el Padre. Sin embargo, este término no aparece en la Biblia y había sido previamente usado en contextos filosóficos griegos, particularmente por el neoplatonismo. Su adopción representó un cambio drástico en el lenguaje teológico cristiano.

2. Influencia de la filosofía griega

Los primeros cristianos se expresaban con un lenguaje semítico, narrativo y espiritual. Pero con la helenización del pensamiento cristiano, conceptos griegos como "sustancia", "esencia" y "naturaleza" comenzaron a dominar el discurso teológico. La metafísica griega, especialmente las ideas de Platón y Aristóteles, moldeó la manera en que se entendía a Dios, alejándolo de su representación bíblica como un ser personal, interactivo y a veces corporal.

3. Rechazo inicial y uso político

El Credo de Nicea no fue universalmente aceptado. Muchos obispos del oriente del imperio se sintieron forzados a firmarlo bajo presión imperial. En las décadas siguientes, surgieron numerosas controversias, y el arrianismo, lejos de ser eliminado, ganó fuerza, llegando incluso a dominar en varios concilios posteriores.

El homoousios fue visto por muchos como una imposición imperial y filosófica. Además, Constantino y sus sucesores utilizaron el credo para eliminar disidentes y perseguir a quienes no aceptaban la versión oficial, comenzando una era de instrumentalización del cristianismo como herramienta política.

4. Contradicciones con la Biblia y los padres ante-nicenos

El lenguaje del Credo de Nicea no tiene un respaldo textual claro en las Escrituras. No existe un pasaje bíblico que diga que el Hijo es de la misma sustancia del Padre. Tampoco los padres de la Iglesia anteriores a Nicea (como Clemente de Roma, Ignacio de Antioquía o Justino Mártir) usaban este lenguaje filosófico. De hecho, muchos hablaban de Cristo como subordinado al Padre en un sentido funcional, aunque divino.

Citas patrísticas:

  • Ignacio de Antioquía (c. 110 d.C.): “Jesucristo, que está sometido al Padre según la carne, y es su Palabra, habiendo salido del silencio” (Carta a los Magnesios 13).

  • Justino Mártir (c. 150 d.C.): “El Hijo es el primero nacido del Padre y se le llama Dios, pero distinto del Padre... no porque haya sido creado, sino porque procede de él por generación” (Diálogo con Trifón 61).

  • Tertuliano (c. 200 d.C.): “El Hijo es otro que el Padre, en cuanto que es distinto; no en sustancia, sino en orden, porque procede de él” (Contra Praxeas 9).

Citas bíblicas:

  • Juan 14:28: "El Padre mayor es que yo".

  • 1 Corintios 15:27-28: "El Hijo mismo se sujetará al que le sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos".

  • Hechos 7:55-56: Esteban ve "a Jesucristo de pie a la diestra de Dios", mostrando dos seres distintos.

  • Mateo 3:16-17: En el bautismo de Jesús, el Padre habla desde el cielo, el Hijo está en el agua, y el Espíritu desciende como paloma, evidenciando tres personas separadas.

Estos pasajes muestran una relación jerárquica y funcional entre el Padre, el Hijo y el Espíritu, más que una igualdad ontológica como enseña el Credo Niceno.

5. Constantinopla (381) y la consolidación trinitaria

En el Concilio de Constantinopla (381), el credo fue ampliado para incluir la divinidad del Espíritu Santo, completando la formulación de la doctrina trinitaria ortodoxa. Aquí se introdujo la idea de que las tres personas de la Trinidad son coeternas, coiguales y consustanciales. Esta definición, aunque ampliamente aceptada por católicos, ortodoxos y protestantes, fue el resultado de una larga evolución filosófico-teológica que se alejó de la enseñanza sencilla y directa del Nuevo Testamento.

6. La Restauración y el retorno al cristianismo ante-niceno

La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días enseña que tras la muerte de los apóstoles, la verdad fue corrompida por filosofías humanas y decisiones conciliares. La restauración del evangelio en el siglo XIX, por medio de José Smith, devolvió muchas enseñanzas del cristianismo primitivo:

  • Un Dios Padre literal, separado del Hijo y del Espíritu.

  • Un Salvador que es divino pero subordinado al Padre.

  • Una visión de la divinidad más cercana al pensamiento judío y a los primeros cristianos.

7. Rechazo actual de la Restauración

Una de las razones principales por las que muchas denominaciones cristianas rechazan la Restauración es porque no reconocen el origen filosófico-pagano del Credo Niceno. Para ellos, cualquier doctrina que contradiga esa formulación trinitaria es considerada herética. Pero al analizar las fuentes bíblicas y patrísticas con rigor, se evidencia que el cristianismo original era mucho más diverso, simple y semítico que el sistema teológico que nació de Nicea y se consolidó en Constantinopla.

Conclusión

El Credo de Nicea no fue simplemente una expresión de fe, sino una declaración política y filosófica que marcó el rumbo del cristianismo imperial. Al ser adoptado como norma doctrinal, excluyó otras voces, incluyendo aquellas que habían preservado formas más fieles al cristianismo original. La Restauración invita a redescubrir esa fe perdida, libre de imposiciones imperiales y de contaminaciones filosóficas griegas.

Volver al cristianismo de los apóstoles implica reconocer que la verdad no fue defendida en un concilio, sino restaurada por revelación divina.

Tal vez te interesen estas entradas:

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Recuerda que no es un espacio de debates, todo comentario que sea ofensivo será borrado.